Cuando llegué a Londres pretendía comprarme una bicicleta nueva para transportarme pero al ver los precios y yo llegando con pesos pues tuve que optar por una usada, 40 libras me costó en Brick Lane, todo bien hasta que después de un par de meses se rompió el manubrio!!! No podía pedir mucho después de pagar 40 libras, lo bueno fue que iba empezando a pedalear después de detenerme a comprar crédito para mi cel., no terminé en el suelo, alcancé a poner los pies y mantener el equilibrio, sólo terminé con una cortada en una mano, pudo haber sido un gran espectáculo sobre Oxford St., una de las calles más concurridas en Londres.
Después de esto, de ya tener trabajo, ganar en libras y usar la bicicleta de Xavier, decidí comprarme una bicicleta decente. Me asesoré con Xavier que sabe mucho más que yo sobre bicis pero no tanto como yo creía, ya que me dijo que comprara una por internet la cual según él frenaba al tratar de pedalear hacia atrás. Llegó la bicicleta y me la armó, salí a la calle y no podía frenar!!! ¿Porqué? No tenía frenos!!! Entonces leí un aviso que está en el cuadro de la bicicleta: esta bicicleta está equipada para ser usada en velódromo. Para ser usada en caminos deberán instalarse frenos al frente y atrás.
Fui a comprar frenos para la bici y el tipo de la tienda me dijo que instalaría un freno al frente nada más, de inmediato le dije que no quería voltearme al frenar bruscamente, su respuesta fue algo así como que debía mirar más allá de mis narices!!! Además de ayudarme con los pies. O sea, ver unos 5 o 10 mts. al frente y calcular la velocidad, ir frenando poco a poco para evitar voltearme, además agregó que los mensajeros que andan en bici así lo usan y hay quienes ni freno usan. Lo instalaron, iba de regreso a mi casa y pensando que había sido un gran error comprar esa bici porque además los pedales jamás dejan de girar mientras la bici avance.
Pero ahora estoy más que a gusto con ella, ahora el esfuerzo en las subidas es menor y además al no poder dejar de pedalear pues soy más rápido!
Esta es la vieja, quedó bautizada como Frankie, ya que cuando se me rompió el manubrio, Xavier le puso este de repuesto para poder manejarla de regreso a casa.
Esta es la nueva, estacionada en el lugar donde siempre me espera mientras trabajo.
